50 años en servicio

Cuando Åsa Wiklund empezó a trabajar en Sandvik, la empresa aún se llamaba Sandvikens Jernverk AB. Los empleados escribían con bolígrafo y papel y cobraban en metálico. Ahora, 50 años y muchos cambios después, Wiklund celebra su jubilación de la empresa.
la carrera profesional de cinco décadas de Åsa Wiklund comenzó en 1971 en Kanthal, antes de que la empresa se convirtiera en una división de Sandvik, lo que ocurrió en 1997. Wiklund empezó en la sala de correo, como muchos de los nuevos empleados de Kanthal. Wiklund recuerda que la sala de correo era enorme, y con razón.
"Todos los días nos llegaban sacos de correo muy pesados", recuerda, "teníamos que abrirlos, clasificar el correo y distribuirlo a lo largo del día. Por la tarde, recogíamos el correo saliente y lo franqueábamos".
Åsa Wiklund, 2021
Aproximadamente un año después de ser contratada, Wiklund pasó a un nuevo puesto como secretaria en el departamento que fabricaba tornillos y tuercas. De ahí pasó a trabajar en el departamento de envíos, donde conoció algo nuevo: el télex. "Nadie sabe hoy lo que es un télex", dice Wiklund. "Era como una máquina de escribir con la que podíamos escribir directamente a Estados Unidos y a todo el mundo. Sin embargo, había que escribir rápido, porque costaba mucho estar en línea".
Gran habilidad mecanográfica
Las ya muy desarrolladas habilidades mecanográficas de Wiklund le resultaron muy útiles en 1974, cuando aceptó un puesto en el departamento de recursos humanos y educación, departamento en el que ha permanecido desde entonces.
"Otros escribían a mano lo que querían decir y yo lo pasaba a máquina".
Durante sus 50 años en la empresa, Wiklund ha experimentado muchos cambios. Recuerda el paso de la máquina de escribir manual a la eléctrica ("¡qué bien!") y el cambio mucho mayor al ordenador. De hecho, fue la primera secretaria de Kanthal en tener un ordenador, un Macintosh. Hubo otros grandes cambios: el idioma corporativo pasó del sueco al inglés, la empresa pasó de producir únicamente cables a producir materiales de resistencia y se introdujeron grandes mejoras en seguridad, pasando de cascos blandos y calzado normal a cascos duros, calzado de seguridad y ropa ignífuga. Sin embargo, para Wiklund, la introducción del ordenador fue el mayor cambio.
Iba solo, ¡con una pistola!
"Hoy en día se pueden hacer muchas cosas con los ordenadores, tareas que antes tenían que realizar varios empleados", explica Wiklund. Señala el sistema de pedidos y las tarjetas perforadas: "Todos los pedidos se calculaban manualmente con máquinas calculadoras", dice, "lo que requería mucha gente trabajando, tomando los pedidos, calculándolos y devolviéndolos a los clientes. Era un proceso largo. Hoy basta con enviar un correo electrónico".
Las tarjetas perforadas llevaban la cuenta de las horas de trabajo de los empleados y se recogían y registraban para que todo el mundo cobrara correctamente: "Cuando empecé a trabajar en Kanthal aún nos pagaban en efectivo", recuerda, "cada dos semanas el departamento de salarios tenía que contar los sueldos. Luego enviaban al conserje al banco a recoger el dinero para pagar a todos los empleados. Iba solo, ¡con una pistola!".
Conciliación
La conciliación de la vida laboral y familiar era importante para Wiklund, sobre todo cuando sus hijos eran pequeños: "Tuve la oportunidad de trabajar menos cuando eran pequeños y pude pasar a jornada completa cuando crecieron", explica.
From Åsa's album.
También fue importante para Wiklund la cultura de la empresa. Dice que el ambiente en Sandvik es de compañerismo y que todo el mundo tiene libertad para hablar con los demás, y aunque es una empresa muy grande, es una empresa que "ve" a cada empleado. Además, hay muchas oportunidades de probar diferentes tareas y puestos, lo que crea una gran variedad.
"Ha sido un viaje muy largo", dice Wiklund al reflexionar sobre los últimos 50 años, "pero ha pasado muy rápido. Parece que fue ayer cuando empecé a trabajar".